A eso de las dos de la tarde, en medio de un molesto calor sofocante, iba M.D. camino a su oficina.
Mientras esperaba en un semáforo en rojo, alcanzó a ver a un hombre que cargaba cosas en un triciclo: ¡era su amigo Francisco!, bajó el vidrio y lo saludó amablemente. La cara de Francisco pareció iluminarse: “¡Hola, amigo! ¡Qué gusto me da verlo!”, le dijo, con una enorme sonrisa.
Le llamó la atención la alegría de Francisco, en su triciclo. Luego, al alejarse, observó por el espejo retrovisor aquella figura jovial y risueña diciéndole adiós animadamente con ambas manos.
Francisco ese día, sin proponérselo, le ayudó a hacer un descubrimiento fundamental:
La felicidad no depende de lo externo
Quien no ha descubierto esto, vive afanado dando palos en el aíre, y quejándose de todo y de todos.
¿Cuál es la única auténtica fuente de la felicidad? ¿Qué había descubierto Francisco…?
El evangelio de hoy nos da una respuesta sumamente sencilla. Tan sencilla, que sólo los sencillos como Francisco, la descubren.
Dice que un hombre descubrió un tesoro escondido en un campo, y “lleno de alegría, vende todo lo que tenía, y compró aquel campo” (Mateo 13,44).
Según esto, la clave de la alegría es algo que hay que descubrir, porque está escondido.
Pero hay algo más: lo que causa la felicidad no es tanto lo que uno tiene, cuanto lo que ha llegado a saber que tendrá, el hombre estaba feliz porque ya había encontrado el tesoro, aunque todavía no lo poseyera plenamente.
¿Puede haber algo más valioso que esto...? Pido a Dios que nos ayude a descubrir este tesoro escondido tanto con la mente como con el corazón.
La pregunta de hoy
¿Qué beneficio inmediato recibo yo de recibir el regalo del reino de DIOS?
¿Qué beneficio inmediato recibo yo de recibir el regalo del reino de DIOS?
El gran beneficio inmediato es nunca más estar solo.
Quien recibe en la vida a Dios puede contar con su Presencia en cada momento, y a descubrirlo en lo cotidiano, en los acontecimientos más sencillos.
Y desarrolla una constante comunicación íntima.
“¡Qué contrarios a los sentimientos de nuestra naturaleza son tus palabras, Señor! Sin la ayuda del Espíritu Santo no sólo no podríamos ponerlas por obra, sino ni siquiera entenderlas”. Teresa de Lisieux
Mañana es el día de los Padres. Los que lo tengan vivo, háganle el mejor regalo: díganle: “te quiero, papá”. Ninguna otra cosa lo hará sentir mejor..
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